No incito para nada a la eclosión de un movimiento contestatario Mexican Lives Matter (MLV): una revuelta de los 60 millones –embajador estadunidense-guadalupano Landau dixit (https://bit.ly/3hb2B6v)– de nuestros connacionales discriminados en forma flagrante en EU por la polémica y racista Oficina del Censo (https://bit.ly/3g4rkYR) –similar al Black Lives Matter, cuya bandera es hoy enarbolada en su mayoría por los millennials blancos, quienes rechazan las supremacistas posturas antigeneracionales de sus anacrónicos padres.
Más allá de mi profundo respeto al despertar de los decrecientes 44 millones afroestadunidenses, en su mayoría antisionistas, hoy los mexicanos per se constituyen un número mayor que se ha posicionado como el segundo segmento demográfico con 60 millones (incluidos los ilegales/indocumentados).
El crecimiento exponencial de los mexicanos tout court los ha colocado detrás de los blancos no latinos que ostentan un decreciente 60.1 por ciento del total de 328 millones.
Los mexicanos en EU representan –sin los ilegales/indocumentados– 62 por ciento del total de 18.5 por ciento del conjunto de 61 millones de latinos legales.
Resalta que anden bailando 25 (sic) millones de ilegales/indocumentados mexicanos y sólo acrediten la legalidad de 35 millones, del total de 60 millones (https://bit.ly/34dfklE).
La revista globalista The Economist saca a relucir la forma en que el nuevo censo, obligatorio cada década, aunado al Covid-19, lesiona el “conteo que privaría de sus derechos ( disenfranchise) en forma desproporcionada (sic) a los hispanos (https://econ.st/316r7jB)”.
Por esta ocasión, The Economist señala correctamente que “los datos del censo de esta década (sic) son usados para asignar a los miembros del Congreso para cada estado de acuerdo con su población. Pero las cuentas (sic) también son usadas como guía (sic) para asignar miles de millones de dólares en programas tales como los seguros médicos ( Medicaid), seguros de salud de la infancia y cupones de alimentos ( Food Stamps) para las madres de bajos ingresos”.
The Economist agrega en forma perturbadora que este año la precisión (sic) del censo se encuentra en riesgo, ya que su Oficina podría acabar sub-reportando (sic) los votos de las minorías (sic), lo cual tendría un sesgo (sic) del gobierno en contra de ellos, por lo menos en los próximos 10 años.
Según la revista globalista de marras, los latinos e inmigrantes temen contestar los cuestionarios muy politizados de los 4 mil 285 empleados de planta, además del medio millón de contratados temporales, de la Oficina del Censo.
La revista británica expone cómo el sub-reporte de la Oficina del Censo cambia la representación y los asientos en el Congreso, que puede llevar a un recorte de dos congresistas tanto en California como en Texas –el primero de mayoría mexicana y el segundo a punto de serlo, si no es que ya lo es–, además de la pérdida de un asiento en Florida, cuando la Oficina del Censo padece una perturbadora combinación de problemas presupuestales y varios cambios metodológicos (sic). También el Covid-19 ha contribuido en acortar la recolecta de datos al 30 de septiembre, en lugar del 31 de octubre, lo cual es más que conveniente para la todavía mayoría de 60.5 por ciento de blancos no latinos.
The Economist concluye que la mayoría de los académicos (sic) –clandestinos sin identificar– concuerdan que los últimos números del Censo sub-reportarán la participación de las minorías en el electorado y que no solamente serán desprovistos en forma desproporcionada de su justa participación en la representación del Congreso, sino también en el reparto de los fondos gubernamentales.
Ya es tiempo de que los mexicanos a los dos lados de la transfrontera exhortemos a las autoridades de EU, en cooperación con el gobierno de la 4T, al cese de la alienación demográfica de los mexicanos en EU, quienes deben ser clasificados como lo que son: mexicanos, independientemente de su traslape con nuestros hermanos hispanos/latinos, de características históricas y teológicas muy diferentes.
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