Mientras el coronavirus lo copaba todo, Pekín ha conseguido mantener su plan para controlar el mar del Sur de China.
Así ha seguido construyendo estructuras en las islas artificiales que levantó entre 2013 y 2017 en los archipiélagos Spratly y Paracelso y en las que parece que Pekín está dispuesta a poner en marcha una zona de identificación aérea aprovechando las infraestructuras militares que ha finalizado.
Su propósito es crear una situación irreversible, una política de hechos consumados que vuelva incontestable la soberanía china sobre estos islotes y conviertan en realidad la línea de los nueve puntos. Una delimitación recuperada de un mapa de 1947, de confusos orígenes, por el que China reclama la soberanía del 85% de las aguas de la zona.
*Fe de erratas: Minuto 2:09 "se calculan 11.000 millones de barriles de petróleo", no "11 millones" como se dice en el vídeo.
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