Refundar México con movilizaciones populares, gobierno del pueblo y otra Constitución

Pedro Echeverría V. 

1. Ayer jueves tuvimos dos acontecimientos importantes: a) en Chilpancingo, estado de Guerrero, una megamarcha de más de 15 mil participantes que bloqueó la autopista México-Acapulco que luego se transformó en una Convención Nacional presidida por los padres de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa desaparecidos por el gobierno, y b) una importante reunión celebrada en el Centro Universitario Cultural del DF con personalidades de diferentes orígenes que han tenido mucha presencia social y cultural en la vida política de México. Las dos reuniones, y seguramente otras más que se están realizando en el país, son muestra de que en México la lucha social se fortalece. 

2.  Las batallas de los compañeros profesores de la CNTE de Guerrero, así como a los de Oaxaca, Michoacán y Chiapas, por lo menos en los últimos 10 años, han sido ejemplares para todo el país. Nos han enseñado que cuando un pueblo tiene dignidad no se le puede engañar con reformas que se instrumentan sin consultar a los interesados o con falsos discursos que buscan manipular la voluntad de la gente. Si los maestros de la CNTE no nos estuvieran enseñando a diario cómo luchar por los intereses del pueblo y enfrentar a las fuerzas armadas del gobierno, la desaparición de los 43 estudiantes y el asesinato de otros miles de seres humanos inocentes, en lugar de indignarnos nos tendría agachados. 

3.  Quizá podría demostrarse que los reunidos en el CUC (centro con más de 50 años influido por la Teología de la liberación) han sustituido con sus acciones en defensa de los oprimidos, a muchos pedantes “intelectuales”, políticos y artistas que por sus ligas o compromisos con el poder gubernamental, empresarial o de los medios de información, no se atreven a abrir la boca. Los curas Solalinde, Vera, (como lo hubiese hecho otros curas Méndez Arceo o Samuel Ruiz) así como la mayoría de los asistentes, han planteado la elaboración de una nueva Constitución que eliminé todas las reformas privatizadoras que han beneficiado a los grandes ricos. ¿Podrían ser estas personas factor de unidad?

4. “¿Qué queda de la Constitución –preguntan los reunidos en el CUC- emanada de un movimiento social armado que pretendió beneficiar a las masas populares, cuando hoy la nación está puesta más que nunca al servicio de las élites locales y extranjeras? ¿Cómo conmemorar lo hecho por un Constituyente que tenía un intransigente mandato social tras de sí, cuando ahora tres pandillas de aprovechados cambiaron cuanta letra constitucional importante pudieron, todo a su contentillo y a título de un pacto tejido en las penumbras? ¿Sigue siendo la Constitución la Carta Magna del país, el contrato social que permite a los mexicanos medio aspirar a vivir en paz, con armonía, seguridad y progreso?”. 

5. “Nuevas Constituciones” fueron elaboradas en Cuba, Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Ecuador, después que nuevos gobiernos asumieron el máximo cargo en esos países. Esas nuevas “cartasmagnas” echaron abajo todos aquellos artículos o leyes que beneficiaban al antiguo régimen para aprobar otros que beneficien al pueblo. Sin duda se lograron y siguen poniéndose en práctica enormes avances; sin embargo en tanto siga existiendo la poderosa fuerza del imperio de los EEUU todos los avances siempre estarán amenazados o serán muy limitados porque el capitalismo imperialista nunca permitirá que se consoliden. Pero como consigna de lucha: “Una nueva Constitución”, seguirá siendo válida.

6. Hay que “refundar a México”, como lo ha dicho los compañeros del Congreso Social y ahora lo argumentan los reunidos en el CUC sí, pero esto sólo será posible con un pueblo consciente, indignado, luchando en las calles y plazas de todo el país, como lo han estado durante décadas los maestros de la CNTE y desde hace más de cuatro meses los padres y compañeros de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa. En tanto el país siga gobernado por las mafias políticas del PRI, PAN, PRD, los gobiernos y Constituciones seguirán respondiendo a los intereses de los más poderosos centros de dominación. Necesitamos un “nueva Constitución”, pero antes un pueblo liberado. 

7. Todas las estrategias de lucha contra la explotación y la miseria en el capitalismo son válidas. Si por probada resulta imposible el triunfo de la lucha armada en un país y asciende al poder –por la vía electoral- un gobierno socialdemócrata puede aceptarse siempre que garantice la plena libertad de protesta para el pueblo. Pero si ese gobierno –para congraciarse con los grandes empresarios, con los medios de información- comienza a legislar y a prohibir las manifestaciones del pueblo explotado y oprimido, entonces debe combatírsele como un gobierno de la burguesía. Por ello siempre debemos contar con un nuevo gobierno, una nueva constitución y concepciones anticapitalistas. (6/II/15)