Sordera súbita

¿Qué es la sordera súbita?

La sordera aguda es una disminución brusca de la audición de una intensidad mayor de 30 dB, en tres frecuencias audiométricas adyacentes y que se produce en un periodo de tiempo no mayor de 3 días, a menudo afectando a un solo oído. Entre las urgencias otorrinolaringológicas, la sordera brusca ocupa un lugar específico porque, aunque no siempre se encuentre la causa, necesita un tratamiento urgente.

Todo paciente que se queje de una bajada brusca o rápidamente progresiva de su audición, debe someterse a un examen otorrinolaringológico inmediatamente, y si existen dudas, a un chequeo audiométrico.

Esta enfermedad es rara y afecta 10 pacientes por cada 100.000 habitantes y año. En el 98% de los casos afecta a un solo oído. La mayoría de los pacientes están en la quinta década de la vida aunque pueden darse casos a cualquier edad. Afecta por igual a hombres y mujeres.

¿Cuál es la causa de la sordera súbita?

A pesar de los numerosos trabajos científicos, las causas de la sordera aguda siguen estando poco claras. Hay múltiples causas, pero en la inmensa mayoría de enfermos no se puede demostrar ninguna de ellas. Se considera que las más frecuentes son:
  • Infección por virus (80% de los casos)
  • Alteraciones vasculares (trombosis o embolias)
  • Enfermedades autoinmunes
  • Traumatismos.
¿Qué síntomas padece un enfermo con sordera súbita?

El paciente acude al médico por una pérdida brusca de la audición por un oído. En muchas ocasiones, la pérdida de audición va acompañada por un acúfeno (zumbido en el oído) del mismo oído. En el 30% de los pacientes puede asociarse vértigo o mareo, pero no toda sordera de aparición brusca es una sordera aguda. Los criterios que permiten definir una sordera aguda son los siguientes:
  • Sordera de aparición aguda o rápida
  • Sordera de percepción cuyo origen se sitúa en la cóclea del oído interno
  • Sordera de causa desconocida.
¿Qué otra enfermedad podría ser?

Hay un cierto número de enfermedades que pueden provocar una sordera brusca, que es diferente de una sordera aguda.

El examen clínico y audiométrico permite eliminar las sorderas de transmisión (sordera relacionada con una enfermedad del oído medio como las otitis serosas) y los tapones de cera, que pueden provocar una sordera brusca si se desplazan en el conducto auditivo y tocan el tímpano tras por ejemplo, una ducha o un baño en una piscina. Sin embargo, un tapón de cera puede enmascarar una sordera aguda.

Numerosas enfermedades pueden originar una sordera aguda

  • Lesiones traumáticas: fracturas de hueso, traumatismos craneales por accidentes y traumatismos sonoros agudos (ruidos intensos).

  • Lesiones vasculares: algunas enfermedades del corazón y la sangre como la poliglobulia (exceso de células en la sangre), o la trombocitopenia (falta de plaquetas en la sangre) pueden asociarse a sordera aguda.

  • Lesiones infecciosas del oído: laberintitis (inflamación del laberinto, una estructura del oído) debidas a un colesteatoma o sorderas bruscas como secuela de una meningitis.

  • Lesiones tumorales, como el neurinoma del nervio acústico, que es necesario investigar sistemáticamente ante una sordera de percepción unilateral.

¿Cómo diagnostica el médico una sordera aguda?

El signo más importante es la disminución brusca de la audición, más frecuentemente en un solo lado. Esta sordera va acompañada, a veces, de zumbidos (acúfenos) en el oído (lo que permite a veces desenmascarar una sordera aguda).

La primera fase en el examen clínico es la otoscopia. El examen clínico es fundamental para investigar si existe una lesión que pueda ser responsable de una bajada brusca de la audición: tapón de cera, una otitis serosa, catarro tubárico o una perforación del tímpano (en la mayor parte de los pacientes el tímpano es normal).

Después se debe confirmar que se trata ciertamente de una sordera de percepción (neurosensorial) y no de transmisión. Esto se hace en un primer momento por un examen de agudeza auditiva (mediante un instrumento llamado diapasón) complementado más adelante, con un examen timpanométrico (que analiza el estado de la membrana timpánica).

El especialista en otorrinolaringología hará un chequeo audiométrico que confirmará el diagnóstico de sordera aguda. Consiste en dos pruebas: un examen audiométrico total, comprobando la percepción del sonido en distintas frecuencias, y un examen audiométrico vocal, que permite comprobar la comprensión de una lista de palabras estándar.

Durante el tiempo de tratamiento en el hospital, debe solicitarse una resonancia magnética del oído afectado para descartar un tumor (neurinoma del acústico) del nervio principal que comunica el oído con el cerebro. De hecho, se puede detectar la presencia de aproximadamente el 5% de los neurinomas por la aparición de una sordera súbita.

¿Qué puede hacer el médico?

En cuanto se piense en el diagnóstico de sordera aguda, hay que ocuparse del enfermo con urgencia. Esto incluye la puesta en marcha de un tratamiento llamado de soporte coclear (pretende impedir que la lesión de la cóclea progrese), y la realización de un chequeo:

  • Analísis de sangre completo, incluyendo azúcar y lípidos (colesterol, lípidos totales).
  • Repetición del control audiométrico cada 48 horas.
  • Potenciales evocados auditivos (una técnica específica que detecta cómo llegan las señales sonoras al cerebro) si la pérdida es inferior a 60 dB (decibelios).
  • Resonancia magnética cerebral con inyección de gadolinium (un contraste), buscando un neurinoma del acústico.
Se dispone de varias medidas terapéuticas, pero ninguna de ellas se ha mostrado superior en cuanto a tasas de recuperación. Además la abstención terapéutica (la ausencia de tratamiento) muestra una tasa de recuperación próxima a la de los distintos tratamientos. Dejando aparte el reposo en cama durante 4 ó 5 días y la prescripción de ansiolíticos suaves, los diferentes tratamientos disponibles son:
  • Hemodilución normovolémica: el principio es diluir los componentes normales de la sangre, manteniendo un volumen sanguíneo constante, con el fin de aumentar el riego sanguíneo de los tejidos privados de oxígeno. Esta técnica, complicada, no se ha comprobado que sea superior a las demás.
  • Plasticidad de los glóbulos rojos: mejorar la plasticidad (la facilidad para cambiar su forma sin romperse) de los glóbulos rojos con medicamentos llamados hemorreológicos, que son los más a menudo prescritos al principio, por vía intravenosa.
  • Carbógeno: es un potente vasodilatador (aumenta el diámetro de los vasos sanguíneos) que mejora la oxigenación sanguínea de estructuras vitales del oído interno. Es una mezcla de oxígeno (90%) y CO2 (10%).
  • Vasodilatadores sistémicos: son agentes que bajan el tono de la pared de los vasos sanguíneos y que aumentan la perfusión arteriolar (el riego de los vasos más pequeños) de los tejidos privados de oxígeno.
  • Oxigenoterapia hiperbárica: consiste en hacer respirar al paciente oxígeno a presión. Así, el oxígeno se hace directamente utilizable por los tejidos que sufren.
  • Tratamiento con corticoides: utilizado por la mayor parte de los médicos durante 7 a 10 días, por su efecto antiinflamatorio.
¿Qué puede hacer el paciente?

No mucho más que consultar lo más rápidamente posible en caso de caída brusca en la audición (comparar cómo oye un despertador o el teléfono en un oído y en el otro).

Es una verdadera urgencia otorrinolaringológica que debe tratarse sin la menor dilación (menos de 24 horas si es posible) para tener las mayores posibilidades de recuperación.

Evolución

La evolución de una sordera aguda es imprevisible, variando de una recuperación completa a una ausencia total de recuperación.

La recuperación siempre es mejor en las frecuencias graves (más bajas). Existen recuperaciones tardías cuando ya ha pasado mucho tiempo del final del tratamiento. Algunas pueden volver a producirse (recidivan) y en tal caso, se las llama sorderas fluctuantes.

Tratamiento de una sordera aguda

El tratamiento es empírico debido al gran número de causas que pueden originar la enfermedad.
Además, los distintos grupos de trabajo utilizan tratamientos distintos. El motivo es que no sabemos el origen exacto de la enfermedad.

Se utilizan corticoides a 2 g/kg de peso/día durante dos semanas, expansores del plasma (500 cc cada ocho horas) y pentoxifilina (una ampolla cada ocho horas). Se suele recomendar el ingreso de los pacientes porque el tratamiento puede tener efectos secundarios serios. Sin embargo, no es imprescindible si existe un buen seguimiento médico domiciliario.

Otros tratamientos que pueden ser efectivos son: la utilización de oxígeno hiperbárico y carbógeno, vasodilatadores y el bloqueo de un ganglio relacionado con el oído interno, el ganglio estrellado.

El 33% de los enfermos pueden recuperar la audición, sin tratamiento, en 6 meses.

Existen unos datos que empeoran el pronóstico de los enfermos: instauración del tratamiento a las 2 semanas del inicio de la enfermedad, pérdidas de audición mayores de 90 decibelios, edad superior a 40 años, presencia de vértigo durante la enfermedad, enfermedades que favorezcan la aparición de embolias, hipertensión arterial y, por último, la diabetes.

Pronóstico

El pronóstico es peor en las mujeres, no habiendo sin embargo una diferencia clara entre el nivel de recuperación de individuos jóvenes o mayores. Habitualmente son factores de buen pronóstico una pérdida auditiva predominantemente en las frecuencias graves, y una audición normal en el otro oído.
Por el contrario, las pérdidas auditivas importantes (superiores a 75 dB) y la asociación de la sordera con vértigo son de mal pronóstico.

En conclusión

A pesar de que no existen pruebas de la eficacia de los tratamientos propuestos, se debe considerar la sordera aguda como una verdadera urgencia que necesita un tratamiento rápido. Aun en el caso de una recuperación, no debe descuidarse la investigación de la causa .

Revisado por:

Dr. Juan Bernar Solano, especialista en Genética
Dr. Adolfo Toledano Muñoz, especialista en Otorrinolaringología
Dr. Salvador Pertusa Martínez, Médico de Familia. Centro de Salud Cabo Huertas (Alicante). Director Médico de NetDoctor

Actualizado: 2015-01-28